La tasa de
infección por el VIH se está incrementando rápidamente. El 20% de los casos de
SIDA se dan alrededor de la segunda década de la vida y probablemente
contrajeron el virus durante su adolescencia. Como no se dispone aún de una
vacuna eficaz, todos los esfuerzos para el control de esta enfermedad se han
centrado en los programas escolares de educación sexual.
Con el
objetivo de conocer los patrones actuales de conducta sexual de los
adolescentes en nuestro medio, y valorar si las campañas de prevención del SIDA
han producido algún cambio en el comportamiento sexual de los adolescentes,
hemos analizado los resultados de tres encuestas que realizamos a lo largo de
los últimos doce años, las dos primeras de ellas en 1988 y 1992 y la última en
este año 2000, en un total de 938 adolescentes y adultos jóvenes, con el mismo
rango de edades (16 a 21 años) y efectuadas en los mismos centros escolares y
universitarios, con el fin de unificar las variables demográficas y sociales.
El 96% de la muestra manifestaron tener una orientación heterosexual, y el 4%
restante se consideró homo o bisexual. La proporción de adolescentes que
practican la religión católica ha disminuido del 48% al 33% actual.
Coincidiendo
con publicaciones previas (10-13), los resultados de nuestro estudio sugieren
que la actividad sexual entre los adolescentes ha aumentado en la última
década, especialmente en las mujeres, y se está adelantando la edad de las
primeras experiencias sexuales (besos, caricias) así como la edad de inicio de
las relaciones sexuales completas.
En
comparación con los chicos, las adolescentes valoran más los aspectos afectivos
de la sexualidad (alrededor del 60% consideran que lo más importante es el
amor), muestran mayor rechazo hacia la pornografía, inician más tarde las
relaciones sexuales y tiene tendencia a unas relaciones más formales (el primer
compañero sexual fué el novio en aproximadamente el 90% de las adolescentes) y
estables, con un número medio de compañeros sexuales/año menor que los hombres,
diferencias no significativas.
Actualmente
se está proporcionando más información en la escuela y en la familia sobre
sexualidad y sobre prevención de SIDA, ha aumentado el miedo al contagio
de SIDA, y la utilización de
preservativos entre los adolescentes sexualmente activos. Paralelamente ha
disminuido el empleo de métodos anticonceptivos ineficaces, como el coitus
interruptus. También ha aumentado la proporción de adolescentes que consideran
satisfactorias las relaciones sexuales. El principal problema siguen siendo los
sentimientos de miedo que experimentan en torno a un 40% de los adolescentes.
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