28 de abril de 2012

PAPEL DEL PEDIATRA EN LA EDUCACIÓN SEXUAL DEL ADOLESCENTE

El pediatra puede desempeñar un papel importante en la educación sexual del adolescente, pero  para ello necesita una preparación adecuada y modificar las características de la sala de espera y de la consulta,  para destinarla a adolescentes, de forma que no se sienta tratado como un niño. 

La educación sexual debe incluir los siguientes aspectos:


Aclarar las preocupaciones sobre comportamientos sexuales. Para facilitar el dialogo puede ser de utilidad que antes de la entrevista, el adolescente conteste por escrito un pequeño cuestionario previo  con preguntas sobre sus principales motivos de preocupación, en un ambiente adecuado, donde tenga intimidad. La comunicación ha de ser abierta, honesta y sin pretender juzgar o moralizar. Es importante asegurar el derecho a la confidencialidad

Al realizar la anamnesis además de la historia sexual, debemos obtener información acerca de: uso de anticonceptivos, síntomas ginecológicos (flujo, prurito vaginal, dismenorrea,..),  hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, rendimiento escolar, relaciones con la familia y los amigos y síntomas depresivos (sentimientos de tristeza o soledad,  pensamientos suicidas,..). 

En la adolescencia es frecuente la asociación de conducta sexual de riesgo (inicio precoz de relaciones sexuales, promiscuidad sexual)  y  consumo de sustancias tóxicas, de tal manera que la identificación de una de estas conducta debe llevarnos a indagar la otra. Otros factores que se relacionan con una conducta sexual fuera de norma son: mal rendimiento escolar, abuso sexual o asedio por parte de un adulto, falta de apoyo de los  padres, trastorno de la relación madre-hija y situaciones de carencia afectiva o de abandono, con baja  autoestima. En la mujer la promiscuidad sexual también puede corresponder a la manifestación de un cuadro depresivo. 

Explicar los cambios corporales en la pubertad.  Esto se puede realizar al mismo tiempo que se efectúa el examen médico del adolescente o preadolescente. Proporcionar información sobre anticoncepción. El embarazo en la etapa adolescente, representa un embarazo de alto riesgo, y además supone una importante pérdida de oportunidades para el desarrollo personal y el éxito económico futuro. 

Algunos adolescentes posponen la práctica del coito vaginal hasta etapas más avanzadas,  pero participan en otras conductas sexuales, como la masturbación heterosexual, el sexo oral  o el coito anal, que en un elevado porcentaje de los casos (hasta un 70%) se realiza sin protección y expone al contagio de ETS. Debemos evitar que el adolescente homosexual se sienta marginado y rechazado, y se vea obligado a fingir, a ocultar su orientación sexual, y a mantener relaciones con desconocidos en circunstancias que incrementan el riesgo de ETS. 

Preservativos. Las principales ventajas de los preservativos son: su bajo precio, que no hace falta receta y su eficacia para prevenir las ETS, incluida el SIDA. Hay que advertir a los adolescentes sobre el hecho de que su eficacia depende de su utilización adecuada y constante y sobre su escasa seguridad en la prevención del embarazo (tasa de fracasos del 15%) si se emplean como único método anticonceptivo. 

El empleo conjunto de preservativo por el varón y un espermicida  por la adolescente es muy eficaz, tanto para prevenir embarazos (tasa de fracasos del 2%) como para prevenir las ETS. Se ha comprobado que uno de los agentes que se utiliza como espermicida, el nonoxinol-9, es letal para gonococos y espiroquetas. 

Anticonceptivos orales. Es el método anticonceptivo más eficaz (tasa de embarazos en torno a un 0.8%). El Comité de Adolescentes de la Asociación Americana de Pediatría recomienda practicar un examen ginecológico completo a las adolescentes antes de que comiencen a tomar anticonceptivos orales o en los tres meses siguientes.

 Anticoncepción postcoital. Si se interviene el las 72 horas posteriores a una relación sexual sin protección se puede reducir el riesgo de embarazo administrando dosis altas de anticonceptivos orales que combinan progestagenos y estrógenos (2 dosis de anticonceptivos seguida de otras 2 dosis, 12 horas después). Se debe realizar un test de embarazo antes de administrar los anticonceptivos y 3 semanas después, con el fin de detectar si ha habido fallo en el tratamiento.

Screening periódico de las E.T.S. En adolescentes sexualmente activos hay que realizar anualmente una citología vaginal, un VDRL, pruebas inmunológicas para detectar Clamidia y cultivo de gonorrea. En los adolescentes que tienen una conducta sexual de riesgo (relaciones sexuales con múltiples parejas, intercambio de sexo por dinero o drogas, ..) también se deben determinar los Ac del virus de la inmunodeficiencia humana y los anticuerpos del virus de la Hepatitis B, si no está vacunado. Debido a las enormes implicaciones sociales y sanitarias de un resultado positivo en la prueba del VIH, se recomienda que esta prueba se realice de forma confidencial y después del consentimiento del adolescente. 

Fomentar una sexualidad responsable. La educación sexual no debe quedar reducida a una mera enumeración de métodos anticonceptivos. Debemos fomentar una sexualidad responsable. Uno de los requisitos para ello es que exista la madurez suficiente en ambos componentes de la pareja. También es importante que la relación se de en un plano de igualdad y de mutuo consentimiento, con total conocimiento de las posibles consecuencias y debe resultar  placentera para los dos.

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