El pediatra
puede desempeñar un papel importante en la educación sexual del adolescente,
pero para ello necesita una preparación adecuada y modificar las
características de la sala de espera y de la consulta, para destinarla a
adolescentes, de forma que no se sienta tratado como un niño.
La educación
sexual debe incluir los siguientes aspectos:
Aclarar las
preocupaciones sobre comportamientos sexuales. Para
facilitar el dialogo puede ser de utilidad que antes de la entrevista, el
adolescente conteste por escrito un pequeño cuestionario previo
con preguntas sobre sus principales motivos de preocupación, en un ambiente
adecuado, donde tenga intimidad. La comunicación ha de ser abierta, honesta y
sin pretender juzgar o moralizar. Es importante asegurar el derecho a la confidencialidad.
Al realizar
la anamnesis además de la historia sexual, debemos obtener información acerca
de: uso de anticonceptivos, síntomas ginecológicos (flujo, prurito vaginal,
dismenorrea,..), hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas,
rendimiento escolar, relaciones con la familia y los amigos y síntomas
depresivos (sentimientos de tristeza o soledad, pensamientos
suicidas,..).
En la
adolescencia es frecuente la asociación de conducta sexual de riesgo (inicio
precoz de relaciones sexuales, promiscuidad sexual) y consumo de
sustancias tóxicas, de tal manera que la identificación de una de estas
conducta debe llevarnos a indagar la otra. Otros factores que se relacionan con
una conducta sexual fuera de norma son: mal rendimiento escolar, abuso sexual o
asedio por parte de un adulto, falta de apoyo de los padres, trastorno de
la relación madre-hija y situaciones de carencia afectiva o de abandono, con baja
autoestima. En la mujer la promiscuidad sexual también puede corresponder a la
manifestación de un cuadro depresivo.
Explicar los
cambios corporales en la pubertad. Esto se puede realizar al mismo tiempo
que se efectúa el examen médico del adolescente o preadolescente. Proporcionar
información sobre anticoncepción. El embarazo en la etapa adolescente,
representa un embarazo de alto riesgo, y además supone una importante pérdida
de oportunidades para el desarrollo personal y el éxito económico futuro.
Algunos
adolescentes posponen la práctica del coito vaginal hasta etapas más
avanzadas, pero participan en otras conductas sexuales, como la
masturbación heterosexual, el sexo oral o el coito anal, que en un
elevado porcentaje de los casos (hasta un 70%) se realiza sin protección y expone
al contagio de ETS. Debemos evitar que el adolescente homosexual se sienta
marginado y rechazado, y se vea obligado a fingir, a ocultar su orientación
sexual, y a mantener relaciones con desconocidos en circunstancias que
incrementan el riesgo de ETS.
Preservativos. Las
principales ventajas de los preservativos son: su bajo precio, que no hace
falta receta y su eficacia para prevenir las ETS, incluida el SIDA. Hay que
advertir a los adolescentes sobre el hecho de que su eficacia depende de su utilización
adecuada y constante y sobre su escasa seguridad en la prevención del
embarazo (tasa de fracasos del 15%) si se emplean como único método
anticonceptivo.
El empleo conjunto de preservativo por el
varón y un espermicida por la adolescente es muy eficaz, tanto para
prevenir embarazos (tasa de fracasos del 2%) como para prevenir las ETS. Se ha
comprobado que uno de los agentes que se utiliza como espermicida, el
nonoxinol-9, es letal para gonococos y espiroquetas.
Anticonceptivos orales. Es el
método anticonceptivo más eficaz (tasa de embarazos en torno a un 0.8%). El
Comité de Adolescentes de la Asociación Americana de Pediatría recomienda
practicar un examen ginecológico completo a las adolescentes antes de que
comiencen a tomar anticonceptivos orales o en los tres meses siguientes.
Anticoncepción postcoital. Si se
interviene el las 72 horas posteriores a una relación sexual sin protección se
puede reducir el riesgo de embarazo administrando dosis altas de
anticonceptivos orales que combinan progestagenos y estrógenos (2 dosis de
anticonceptivos seguida de otras 2 dosis, 12 horas después). Se debe realizar
un test de embarazo antes de administrar los anticonceptivos y 3 semanas
después, con el fin de detectar si ha habido fallo en el tratamiento.
Screening
periódico de las E.T.S. En adolescentes sexualmente activos hay que
realizar anualmente una citología vaginal, un VDRL, pruebas inmunológicas para
detectar Clamidia y cultivo de gonorrea. En los adolescentes que tienen una
conducta sexual de riesgo (relaciones sexuales con múltiples parejas,
intercambio de sexo por dinero o drogas, ..) también se deben determinar los Ac
del virus de la inmunodeficiencia humana y los anticuerpos del virus de la
Hepatitis B, si no está vacunado. Debido a las enormes implicaciones sociales y
sanitarias de un resultado positivo en la prueba del VIH, se recomienda que
esta prueba se realice de forma confidencial y después del consentimiento del
adolescente.
Fomentar una
sexualidad responsable. La educación sexual no debe quedar reducida a
una mera enumeración de métodos anticonceptivos. Debemos fomentar una
sexualidad responsable. Uno de los requisitos para ello es que exista la madurez
suficiente en ambos componentes de la pareja. También es importante que la
relación se de en un plano de igualdad y de mutuo consentimiento, con total
conocimiento de las posibles consecuencias y debe resultar placentera
para los dos.
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